
CS Marítimo
.jpg)
Redaccion: Luis Raul Chelchelev.
No se puede hablar de fútbol venezolano sin que aparezca en vilo la fugaz historia del SC Marítimo, institución que moldeó a la perfección la unidad luso-venezolana y representó el sentir de una fanaticada que se hacía sentir como una familia reencontrada en las canchas donde alentaban al elenco rojiverde.
Desde su profesionalización en el año 1985 el equipo dio un meteórico ascenso hacia la primera categoría no sin antes dejar una estela de triunfos que se plasmó con el récord jamás igualado de 28 victorias al hilo en la 2da división. Con este antecedente, el equipo abrió exitosamente su campaña en la primera división a costa de concretar fichajes estratégicos que complementaron la base rojiverde. Figuras de la talla de “Chita” Sanvicente, Hector Rivas y Franco Rizzi entre otros fueron fundamentales al momento de conquistar 4 estrellas en apenas 7 años lo que le valió participaciones en la Copa Libertadores, siendo la más destacada la del año 1992, donde avanzaron a segunda fase y quedando eliminados ante el Atlético Nacional.
El furor del CS Marítimo era un fenómeno nacional que arropaba a venezolanos y extranjeros por igual sin distinción racial o monetaria, a la hora de los partidos todos eran rojiverdes, protagonistas de un suceso sin igual como lo fue llenar las gradas de aquellos colores cuando muchos no reunían la cuarta parte, ni hablar tampoco de cuando un encuentro se jugaba de visitante porque las caravanas asemejaban un ejército de maritimistas invadiendo los estados del interior, creando los mejores ambientes futbolísticos en un país que carecía de esta tradición.
Entonces, surge la siguiente pregunta “¿Qué sucedió con la mítica magia de este equipo?”
Errores puntuales de parte de la directiva hicieron que una temporada después de conseguida la 4ta estrella se diera una limpieza radical de la base que cosechó tantos éxitos, conformando un plantel de una calidad inferior, además no pudieron valer su localidad en el Olímpico por un incremento exponencial del alquiler. Sin embargo, estos retrocesos no serían suficientes para que las pretensiones de un equipo ganador se vieran truncadas, la pasión del rojiverde era más fuerte que cualquier obstáculo y fue así como clasificaron al hexagonal final con ambiciones de añadir un trofeo más a sus vitrinas.
No obstante los esfuerzos del equipo luso-venezolano, las autoridades prohibieron la sede del “Guido Blanco” de Guatire quien venía siendo la casa del SC Marítimo, impidiendo de esta manera que llegaran a disputar la instancia final. Cual cacería de brujas se tratase, los derechos del rojiverde se vieron afectados en aspectos extradeportivos, lo cual desencadenó en que la presidencia maritimista llevara el caso a tribunales judiciales, provocando una sanción irrevocable y estricta por parte de la FIFA que no consentía que se ejercieran juicios fuera de los tribunales deportivos. El SC Marítimo descendió de inmediato a la 2da división, con una deuda impagable y las ilusiones arrebatadas se dio la decisión de disolver la institución, terminando así una racha de éxitos que pintaba para más tiempo.
A pesar de los intentos de resucitar la divisa en los años posteriores, el camino estuvo repleto de trabas que fueron imposibles de superar, el espejismo de regresar a la entidad luso-venezolana se mantuvo en ascuas hasta que no fue más que un recuerdo en la hinchada que presenció al histórico SC Marítimo, el equipo que inculcó la pasión futbolística en los corazones nacionales.



Franco Rizzi